domingo, 17 de octubre de 2010

Solucionando Problemas Através de la Oración



2 Crónicas 20:4-15 

(Nueva Versión Internacional)

4 Los habitantes de todas las ciudades de Judá llegaron para pedir juntos la ayuda del Señor.
5 En el templo del Señor, frente al atrio nuevo, Josafat se puso de pie ante la asamblea de Judá y de Jerusalén,6 y dijo:
   
   «Señor, Dios de nuestros antepasados, ¿no eres tú el Dios del cielo, y el que gobierna a todas las naciones? ¡Es tal tu fuerza y tu poder que no hay quien pueda resistirte!7 ¿No fuiste tú, Dios nuestro, quien a los ojos de tu pueblo Israel expulsó a los habitantes de esta tierra? ¿Y no fuiste tú quien les dio para siempre esta tierra a los descendientes de tu amigo Abraham?8 Ellos la habitaron y construyeron un santuario en tu honor, diciendo:9
10 »Cuando Israel salió de Egipto, tú no le permitiste que invadiera a los amonitas, ni a los moabitas ni a los del monte de Seír, sino que lo enviaste por otro camino para que no destruyera a esas naciones.11 ¡Mira cómo nos pagan ahora, viniendo a arrojarnos de la tierra que tú nos diste como herencia!12 Dios nuestro, ¿acaso no vas a dictar sentencia contra ellos? Nosotros no podemos oponernos a esa gran multitud que viene a atacarnos. ¡No sabemos qué hacer! ¡En ti hemos puesto nuestra esperanza!»
"Cuando nos sobrevenga una calamidad, o un castigo por medio de la espada, o la peste o el hambre, si nos congregamos ante ti, en este templo donde habitas, y clamamos a ti en medio de nuestra aflicción, tú nos escucharás y nos salvarás."
   13 Todos los hombres de Judá estaban de pie delante del Señor, junto con sus mujeres y sus hijos, aun los más pequeños.14 Entonces el Espíritu del Señor vino sobre Jahaziel, hijo de Zacarías y descendiente en línea directa de Benaías, Jeyel y Matanías. Este último era un levita de los hijos de Asaf que se encontraba en la asamblea.15 Y dijo Jahaziel: «Escuchen, habitantes de Judá y de Jerusalén, y escuche también Su Majestad. 
Así dice el Señor: "No tengan miedo ni se acobarden cuando vean ese gran ejército, porque la batalla no es de ustedes sino mía.


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Cuando el rey de Judá llamo a una nación para ayunar buscando la ayuda de Dios, la gente de todo los pueblos respondieron y se unieron en oración. Las acciones y palabras de Josafat nos ensenan una importante verdad sobre como resolver los problemas de esta vida através de la oración.

Nuestro Dios es mas grande que nuestros problemas. El rey declaro- Dios fue el todo poderoso soberano en contra de las naciones en la cual nadie puede enfrentar (v.6). Mientras muchas de las dificultades van mas allá de nuestra habilidad para resolverlas, nada es imposible para El "—Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, mas para Dios todo es posible." (Mateo 19:26). Si oramos mientras nos enfocamos en Su grandeza, nuestros problemas se reducirán en la perspectiva correcta.
Dios en ocasiones quiere envolver a otros en oración con nosotros. Familias enteras de todas partes de Judá respondieron al llamado del rey y se unieron ante la presencia de Dios (2 Crónicas. 20:13). La oración tuvo un papel central en la historia de la iglesia primitiva también (Hechos 2:42).

Através de la oración, el Señor nos da la solución a nuestros problemas. Su respuesta puede ser lo que le estábamos pidiendo por algo totalmente inesperado; El puede decirnos que esperemos en nuestra situación actual en lugar de tomar una decisión, o El puede ser que nos dirija a envolvernos en algo nuevo. De todas formas, la dirección de Dios será de acuerdo a su perfecta voluntad. Aun más, El puede pedirnos que tomemos un paso de fe. Dios usa toda oportunidad para fortalecer nuestra confianza y crecer en justicia.

Nosotros no supimos cuanto tiempo la gente tubo que esperar por una respuesta, pero ellos no tomaron ninguna acción hasta que no oyeron departe del Señor. El le dijo a la nación que no tuvieran miedo y ni se desanimaran, sino que confiaran en El. Através de la oración, nosotros, también podemos entrar en su presencia, y recibir fortaleza y dirección sobre nuestros desafíos de la vida.



Por:
Dr. Charles F. Stanley
In Touch Ministries
Atlanta, Ga

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